La organización WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) ha presentado el ranking de las comunidades autónomas según el grado de desarrollo de los planes de gestión de los respectivos espacios protegidos.
Debido a la celebración del Día Europeo de la Red Natura 2000, la organización WWF que se ocupa de detener la degradación del medio ambiente, ha publicado este análisis.
Fotografía: Sakuto
A la cabeza del ranking de las comunidades están el País Vasco, Baleares, Comunidad Valenciana y La Rioja.
En últimas posiciones, quedan Galicia, Andalucía, Cantabria y Madrid, seguidas de Castilla y León, Murcia y Asturias.
La organización reitera que hay que mejorar los planes de gestión y garantizar los fondos que sean necesarios para llevar a cabo el plan completo.
De esta manera, WWF pide una aplicación cuanto antes de las directivas europeas de naturaleza. Está puesto en marcha la campaña “Sube el volumen a la naturaleza” a través de la cual piden la participación de los ciudadanos para que los políticos actúen en consecuencia.
WWF ha reconocido el gran avance que ha supuesto que casi el 60% de los planes de gestión de Red Natura 2000 se hayan aprobado pero todavía quedan unos 700 espacios que se encuentran dentro de Red Natura 2000 y, que no tienen el plan de gestión aprobado. Lo que se traduce en que un 40% de nuestra Red no cuenta con un plan correspondiente, tal y como obliga la Directiva Hábitat 92/43/CE.
Lo que supone un importante retraso en las comunidades autónomas que todavía no se ha aprobado como Cantabria o Aragón. Y, debido a este incumplimiento, la Comisión Europea ha iniciado un procedimiento de infracción contra España por no proteger adecuadamente su patrimonio natural.
El informe ‘Naturómetro 2016’ ha analizado un total de 312 planes, aprobados y a punto de aprobarse, dentro del cual destaca ésta incidencia de que algunas de las comunidades no cuenten con el plan específico o incluso la falta de calidad en los que han sido aprobados.
La responsable de Red Natura 2000, Gema Rodríguez ha mencionado que no es aceptable los objetivos de conservación tan ambiguos y genéricos que se establecen, de igual manera que en la mayor parte de los planes de gestión no se incluyan objetivos para todas las especies y hábitats presentes así como que las medidas propuestas queden en declaraciones genéricas de intenciones sin presupuesto asignado.