Dos décadas se han cumplido desde la ampliación del Parque Nacional para completar Picos de Europa, el cual presenta un balance cargado de carencias. Los intentos realizados para llevar a cabo una promoción sostenible y una gestión ordenada no han acabado de cuajar, y todas las polémicas que han ido surgiendo han perjudicado la vida del parque, a pesar de haber conseguido cambios administrativos muy notables.
Fotografía de Francisco González
En estos momentos, Picos de Europa se rige por la nueva Ley de Parques Nacionales, teniendo una estructura basada en los gobiernos de las tres comunidades que tienen territorios en la formación. Sin embargo, su desequilibrio ha sido demasiado grande, y el sistema de dirección rotatorio sólo ha complicado las cosas, hasta llegar al punto de que proyectos como la construcción de centros de visitantes leoneses de Valdeón y Sajambre han seguido trayectorias muy tortuosas hasta que pudieron iniciar las obras.
Ahora es cuando se abre un nuevo debate, que pasa por la posibilidad de que la gestión del parque la retome el Gobierno central. No cabe duda de que esta medida facilitaría algunos aspectos, pero de alguna manera es como el retorno al inicio del proceso, el cual ocurrió hace más de 20 años.
La inusual convivencia del las tres autonomías y el Estado en la gestión ha sido, sin lugar a dudas, ineficaz. Es un problema que cada uno de los territorios se centre en sus propios intereses. En el caso de León se sufre, si cabe, un mayor desequilibrio, ya que las otras dos comunidades son uniprovinciales, y existe un mayor conocimiento y preocupación por el parque.