En los parques nacionales de la Península Ibérica viven más de 1.400 especies de arañas, según un estudio de la Facultad de Biología y el Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio).
Fotografía de Cabecera: Sprok
La investigación, dirigida por dirigida por el profesor de la UB Miguel Arnedo y publicada en la revista Biodiversity and Conservation, ha analizado los patrones de biodiversidad de las distintas especies de arácnidos en la red de parques nacionales.
Las arañas de nuestra península han sido una gran incógnita. Por ello, los investigadores han intentado dar respuestas a la biología y ecología de las comunidades de arañas ibéricas, ya que forman parte de un ecosistema natural fundamental.
Los biólogos estiman que existen más de 1.400 especies de arañas con una gran diversidad climática y de diferentes hábitats naturales. Además, algunas de ellas cuentan son endemismos regionales o locales, es decir, son especies con una distribución limitada.
Este estudio se ha llevado a cabo en los parques nacionales de de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, Monte Perdido y Ordesa, Picos de Europa, Monfragüe, Cabañeros y Sierra Nevada, donde se han analizado un total de 20.551 especímenes de 375 especies, entre ellas, destacan diferentes tipos de robledales. Estos ejemplares, muy frecuentes en la península, incluyen el roble de hoja grande o el roble melojo.
Por otra parte, el informe confirma que ha habido una disminución del número de especies en los ecosistemas boscosos del sur, lo que ha provocado una disminución en la conectividad de los ecosistemas del resto del continente europeo. No obstante, estos cambios pueden verse afectados por la posición geográfica, el hábitat y el clima local.
El estudio ha identificado un patrón que relaciona el aumento del grado de endemismo de las comunidades de arañas, con el incremento de la temperatura y la disminución de precipitación anual. Estos factores son características típicas del clima mediterráneo. Asimismo, hay grupos de arañas que muestran un grado de endemismo superior a otros en función de ciertos aspectos ecológicos, según los investigadores.
Los biólogos recalcan que, la falta de expertos capaces de conocer la gran diversidad, hace que el proceso de identificación y conocimiento, sobre la ecología de las comunidades ibéricas de muchos grupos de artrópodos, se complique.
Gracias a este estudio, se puede conocer y mejorar la conservación y gestión de los parques nacionales y de las áreas protegidas, además de tener conocimiento sobre la composición de especies en las comunidades de estas zonas.